Aunque parezca mentira, hoy en día hay muchos niños que nunca han ido a una granja y piensan que la leche viene del supermercado. Esto se debe a que nunca han salido de su entorno urbano y carecen del contacto directo con la naturaleza.
Los psicólogos y educadores ya hablan del síndrome por déficit de naturaleza, un trastorno causado porque nunca salen de la ciudad y se hace evidente en un aumento de la obesidad, trastornos del aprendizaje, estrés, hiperactividad, o incluso depresión.
Según los expertos, los niños que se ven privados del contacto con el medio natural y de las experiencias que pueden vivir en él, se ven afectados en diversos aspectos de su desarrollo como los que te contamos:
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- Pierden la capacidad de exploración
- Son menos creativos
- Tienen menos destreza para resolver problemas
- Tienen dificultades para convivir
- Pierden determinados espacios del desarrollo emocional y cognitivo
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Y se pierden los beneficios que disfrutan los niños criados en espacios naturales:
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- Son más ágiles y tienen mejor coordinación física
- Enferman menos
- Desarrollan mayor concentración y autodisciplina
- Tienen más imaginación
- Son más observadores
- Se estresan menos
- Tienen más capacidad para divertirse y trabajar en grupo
- Presentan mayor capacidad de razonamiento
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La naturaleza ofrece tantos estímulos que los niños que están en contacto con ella se sienten libres para moverse y observar los procesos que ocurren a su alrededor. Es una experiencia vital que supone un gran estímulo para sus emociones, sus neuronas y su aprendizaje.
Según los expertos, la naturaleza ofrece a los niños una experiencia sensorial completa ya que pueden oler, tocar, oír, ver y probar, por lo que resulta mucho más fácil aprender allí que en un colegio.
En nuestra granja escuela los niños pueden medir sus capacidades en un entorno diferente a como lo hacen en la ciudad, y eso tiene innumerables beneficios para su desarrollo físico y mental.